Beneficios del aceite de oliva para la artritis
La Arthritis Foundation afirma que el AOVE ha sido objeto de estudios debido a sus efectos protectores en enfermedades inflamatorias autoinmunes como la artritis reumatoide y el lupus.
Por ello, señalan que investigaciones en humanos, animales y entornos de laboratorio han evidenciado que los polifenoles presentes en el AOVE ayudan a reducir la inflamación y a aliviar los síntomas artríticos, tanto en las articulaciones como en el organismo en general.

Beneficios del aceite de oliva para la artritis
Además, informan que algunos especialistas consideran que el AOVE es un factor clave en los beneficios de la dieta mediterránea para prevenir diversas enfermedades crónicas, aunque aún no se ha establecido una cantidad exacta de consumo necesaria para obtener estos efectos.
Asimismo, subrayan que, a lo largo de varias décadas, numerosos estudios han demostrado que el AOVE puede contribuir a la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares, deterioro cognitivo asociado a la edad, diabetes tipo 2 y cáncer.
Con relación a esto, la Fundación Española del Corazón (FEC) agrega que incrementa los niveles de colesterol HDL ("bueno"), disminuye el colesterol LDL ("malo"), ayuda al control de la presión arterial y reduce la aparición de trombosis.
Mitos del aceite de oliva
Por otra parte, la Arthritis Foundation se pronuncia respecto a ciertos mitos relacionados con el AOVE. Estos incluyen:

Beneficios del aceite de oliva para la artritis
- 1. No es adecuado para cocinar a altas temperaturas ni para freír, ya que su punto de humo es relativamente bajo. Sin embargo, el aceite de oliva alcanza los 400 grados, una temperatura más que suficiente incluso para freír.
- 2. Altera los sabores de los platos. Aunque algunas personas creen que puede dominar otros ingredientes, los chefs defienden que un buen AOVE enriquece y realza la complejidad de cualquier preparación.
- 3. No es un producto imperecedero. Aunque no es necesario refrigerarlo, el aceite de oliva se deteriora con la exposición a la luz y al aire. Para conservar su frescura, debe guardarse en envases de vidrio oscuro o con protección ultravioleta, lejos del calor y la luz. Es recomendable comprar cantidades pequeñas y consumirlo en un máximo de uno o dos meses tras abrirlo.
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